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Este año, en Estados Unidos, es posible que 54 millones de personas, aproximadamente una de cada seis, puedan experimentar inseguridad alimentaria. Esto quiere decir que la posibilidad de tener acceso a suficientes alimentos para llevar un estilo de vida saludable es muy limitada o totalmente incierta. Como resultado de esta realidad está la falta de nutrición, que presenta consecuencias que pueden manifestarse de forma silenciosa, como cansancio, menos respuesta inmunitaria y depresión.
A raíz del COVID-19, ha aumentado el número de estadounidenses en riesgo de sufrir desnutrición por primera vez. Por ejemplo, en comparación con 2018, en abril de este año, casi tres veces más madres con hijos menores de 12 años dijeron que los alimentos que compraron no duraron lo suficiente y que no les alcanzó el dinero para comprar más. En la comunidad latina, la reducción de empleos en la industria de servicios y la agricultura a raíz de la pandemia fue devastadora. El 49% de los adultos latinos sufrió un recorte salarial o pérdida del trabajo, en comparación con el 33% de los adultos en los EE. UU. en general.
Las impactantes imágenes de filas de autos esperando su turno afuera de las abrumadas centro de despensas de alimentos durante el cierre por la pandemia mostraron lo difícil que ha sido para muchísima gente poner comida en la mesa. Estos lugares, diseñados para ayudar en casos de emergencia, de repente se convirtieron en la primera línea de defensa para familias en todo el país.
Las comunidades que carecen de acceso a comida nutritiva a precios accesibles a menudo luchan contra barreras sistémicas para obtener los recursos, herramientas y soluciones que necesitan. En un año electoral, es fundamental para nosotros alzar nuestra voz y abogar por un cambio, al mismo tiempo que creamos un espacio para que dichas comunidades expresen sus necesidades. Según una investigación del Food Research & Action Center of the Carnegie Corporation of New York, los estadounidenses con menos acceso a alimentos nutritivos también tienen la tasa más baja de registro de votantes. Por eso, en octubre Knorr lanzó #FeedTheVote, para impulsar acción en donde sí cuenta: las urnas.
Pero estas comunidades necesitan nuestro apoyo y nuestra acción más allá de un solo ciclo electoral. Por eso, nuestra lucha por proporcionar acceso a alimentos saludables va mucho más allá de este momento en particular. Así es como hemos logrado y seguiremos logrando avances.
Ampliamos nuestro alcance con aliados comprometidos
Por más de cuatro décadas, Knorr ha trabajado con varios colaboradores para llevar una buena alimentación a las personas que la necesitan. Juntos, proporcionamos comidas nutritivas a muchas familias, ofrecemos clases de cocina, abordamos problemas de políticas alimentarias y más. Este año, con nuestro aliado Feeding America, brindamos comida hecha localmente a más de 11,000 trabajadores en 200 bancos de alimentos en todo el país.
También ampliamos nuestro trabajo con las comunidades indígenas y de color, que históricamente se han visto afectadas de manera desproporcionada por la inseguridad alimentaria. Para la campaña #FeedTheVote colaboramos con UnidosUS, la organización de defensa latina no partidista más grande del país, para ayudar a estas comunidades a obtener la nutrición que se merecen. UnidosUS ha contribuido a la inscripción de más de 25,000 latinos en el Programa de Asistencia de Nutrición Suplementaria (SNAP) en el último año y ha influído en el registro de casi 700,000 nuevos votantes elegibles en todo el país.
Ampliamos la educación y los recursos sobre nutrición
La lucha por el acceso constante a alimentos nutritivos es un problema mundial tan enorme que puede ser difícil de comprender. A pesar de esto, debemos concentrarnos en cómo se puede lograr el progreso de forma incremental y tener un impacto directo en la vida de las personas. Es fundamental que se logren avances no solo en la accesibilidad a alimentos saludables, sino también para que las personas comprendan cómo los afecta la nutrición.
Por medio de uno de nuestros beneficiarios de subvenciones, más de 500 niños en edad escolar, muchos de ellos de comunidades históricamente de escasos recursos, recibieron ingredientes y productos Knorr en sus hogares para participar en clases de cocina virtuales durante el cierre por la pandemia. Estos pequeños pasos tienen un gran impacto. Estamos trabajando para lograr un cambio sistémico y eso comienza con la educación y el acceso a la información.
Ayudamos en las comunidades que más nos necesitan
Más de 23 millones de personas en nuestro país viven en lo que llamamos desiertos alimentarios, lugares donde no es fácil conseguir alimentos saludables. La pandemia, y su profundo impacto en las empresas, amenazaban con agravar este problema ya que muchos pequeños supermercados luchaban por sobrevivir. Vimos que ciertas inversiones, como ayudar a aumentar la capacidad de refrigeración de una tiendita, ayudaron a facilitar una mejor nutrición y supimos que teníamos que hacer algo al respecto.
Junto con The Food Trust, estamos ofreciendo subvenciones y destacando las historias de los propietarios de pequeñas tiendas de alimentos. También estamos ampliando nuestro alcance en todo el país, por ejemplo, con el apoyo a varias tiendas en el programa minorista saludable de la Nación Navajo, proporcionándoles mercancía y otros recursos.
Durante esta pandemia, las comunidades locales han sido importantes para impulsar un sentido de propósito y unión. Cuando nos concentramos no solo en los 54 millones de personas en todo el país que no tienen fácil acceso a una buena nutrición, sino en nuestros propios vecinos, las soluciones comienzan a tomar forma junto con un cambio real. Este año y todos los años, Knorr se compromete a luchar por lo que sabemos que todas las personas merecen: comida nutritiva a precios accesibles.